domingo, 16 de diciembre de 2012

Diario de Anne. Capítulo 1.

18 de junio.
Ha llegado el día que más odio. El día que mucha gente desea que llegue, pero yo daría lo que fuera porque jamás hubiera llegado. Hoy es mi cumpleaños, y es la primera vez que celebramos esa cosa llamada cosecha para ir a los juegos del hambre.
Hace un año que acabó la guerra, los trece distritos nos revelamos contra el Capitolio que nos gobernaba. Como resultado de esta guerra doce distritos sin apenas recursos, uno reducido a cenizas y una especie de entretenimiento para la gente del Capitolio del que nos han explicado que elegirán a un chico y a una chica de entre 12 y 18 años de cada distrito para mandarlos a la arena y luchar por sobrevivir. Hoy cumplo 15 años, por lo que me pueden mandar a la arena. No sé a qué se referirán con la arena, a lo mejor es el campo de batalla, seguramente será un desierto… pero tengo una incertidumbre que no puedo quitarme de encima por más que lo intente, la gente del Capitolio es muy agresiva y todo por su diversión.
Nos han obligado a acudir a la plaza a las dos en punto, nos han amenazado con una tortura pública después de la cosecha si no vamos.
Tengo miedo, miedo por lo que pueda pasarle a mi familia, a mi distrito, a  mí.
En cuanto salga a la calle todo el mundo me felicitará por mi cumpleaños, les regalaré una sonrisa solo por agradecerles la felicitación, pero no lo sentiré. No podría estar alegre en el día en que dos personas o amigos van a ir a morir.
Con esta idea en la cabeza me siento en la cama y contemplo mi habitación, mi único regalo que quiero recibir hoy es que mi familia este a salvo.
La luz que entra por la ventana de mi habitación, deduzco que son las ocho de la mañana. Unos rayos de sol atraviesan mi habitación iluminando las paredes y mi pequeño escritorio que uso en pocas ocasiones.
Me levanto, me quito el pijama y me visto con unos pantalones parecidos a unas mallas marrón claro, una camiseta blanca y mis botas militares. Aunque es verano, mis botas es el calzado más cómodo que tengo para ir a buscar comida. Sé que me proporcionarán una pequeña porción por ser mi cumpleaños, pero aun así no me arriesgo y hago mi ronda por todos los sitios donde puedo encontrarla.
Me dirijo al baño atravesando el pasillo. En mi recorrido paso por delante de la habitación de mis padres, que ya deben de haber ido al trabajo. Mi hermana se ha levantado también,  supongo que debe estar en la cocina haciéndose el desayuno con algunos restos de ayer.
Entro en el pequeño y único baño que tenemos, me sitúo frente al espejo y me miró a mis ojos color miel que tanto le gustaban a mi mejor amiga Amy. Me paso una mano por mi corto pelo rubio antes de coger el peine con púas gordas para deshacerme los nudos que pueda tener. Cuando termino, me recojo un  pequeño mechón que me cae encima de la cara con una horquilla.
Acabo de poner un pie en el primer escalón para bajar la escalera cuando me acuerdo de mi cuchillo junto con mi mochila. Vuelvo a mi habitación a por él, cuando lo veo me vienen a la cabeza malos recuerdos, pero muy a mi pesar se había convertido en una costumbre que no me podía quitar. Necesitaba saber que si algo me ocurriera cuando andaba sola, no estaría desprotegida. Lo guardo en mi mochila donde guardo lo que recojo de mi ronda de buscar comida y vuelvo a atravesar el pasillo.
Bajo las escaleras rápidamente y me dirijo a la cocina a comer algo antes de salir. Efectivamente, allí estaba mi hermanita sentada en una silla frente a la mesa desayunando un trozo de pan con queso. Ella es muy parecida a mí, con su pelo rubio corto estilo tazón. Algunas personas decían que podíamos llegar a ser gemelas si no fuera por la edad. Ella tiene 11 y yo tengo 15. Estoy muy tranquila, porque sé que no puede salir su nombre en la cosecha, pero el año que viene será diferente.
-       ¡Buenos días Anne!- me dice con una gran sonrisa.
-       ¡Buenos días pequeñaja!- le respondo devolviéndole la sonrisa.
-       ¡No me llames así!- se levanta, viene hacia mí y me mira con cara de enfado.
-       Ya sabes que es broma.- lo digo con un tono reconciliador, me agacho hasta quedar cara a cara frente ella y le revuelvo el pelo.
-       ¡Más te vale!- volvió a esbozar la sonrisa que tanto la caracterizaba.
-       ¿Hoy no tienes que ir al colegio?- pregunto intrigada.
-       No, quieren que todos estemos presentes en la cosecha. Mamá me ha dicho que a ellos les dejan salir del trabajo a la una para venir a arreglarnos e ir todos juntos.
-       De acuerdo, me voy a dar mi ronda. ¡Cuida de la casa!
-       ¡Anne, espera!- me retuvo mi hermanita cuando salía por la puerta.- No quiero que te pase nada, no quiero que hoy salga tu nombre en la cosecha.
-       Tranquila, no saldré elegida.- esbozo una sonrisa para tranquilizarla mientras le limpio una lagrima que asomaba de sus ojos. Le doy un beso en la mejilla y cierro la puerta detrás de mí.

Salgo afuera y recorro las calles del distrito 6 hacia la calle más ancha y donde están todos los comercios llamada “Avda. Snow” No sé por qué se llama así, será por nuestro presidente Theodor Snow. Como regalo para su hijo recién nacido hizo de todos los distritos pusiéramos una calle en su honor. Lo sé, nuestro presidente tiene nombre de fenómeno meteorológico, pero es mejor no reírse de él. Hace dos meses nos llamaron a todos a la plaza y a través de la pantalla que hay colocada en el edificio de justicia nos mostraron a un hombre del distrito 2 que se había burlado del nombre del presidente. Mi madre nos hizo taparnos los ojos a mi hermana y a mí, pero disimuladamente contemple todo a través de las rendijas que abrí lentamente entre mis dedos. Vi como mataban al hombre pegándole un disparo en el escenario delante de todo su distrito, y de Panem.
Dejo atrás todos esos pensamientos, porque solo me recuerdan a la cosecha. Voy por la mitad de la Avda. Snow, tan animada como siempre, y me introduzco en una pequeña calle que da a las puertas traseras de las tiendas. Me dirijo a los cubos de basura situados en la parte de atrás de de la panadería, que no sé por qué tiran los desechos por las mañanas en vez de por las noches antes de que pasen a recogerlos los basureros. A mí me hacen un favor ya mucha gente del distrito también, si no estuviera prohibido. Nadie se acerca a ellos, porque si no podemos ser torturados públicamente, según ellos por comer comida no permitida.
Cuando llego allí, como siempre no hay nadie, pero aun así me doy prisa. Abro el cubo y veo que hay unos cuantos panes un poco quemados. No hay nada más. Guardo lo poco que he conseguido y salgo rápidamente de allí.
Vuelvo a salir a la Avda. Snow y sigo con mi ronda. Llego a la plaza donde apenas puedo entrar por el gentío que sale corriendo, como si huyeran de lo inevitable. Veo que ya han instalado la pantalla, que solo ponen en contadas ocasiones, para retransmitir los juegos del hambre, junto con el escenario y dos grandes urnas vacías encima de él. Los nuevos policías de los distritos llamados Agentes de la Paz, rodean el escenario mientras nuestro alcalde, asomado al balcón del Edificio de Justicia, nos observa con cara de preocupación. Un hombre que me suena de vivir en mi calle me felicita por mi cumpleaños con una gran sonrisa, haciéndome despertar de mis pensamientos. Le respondo un gracias y le sonrío lo mejor que puedo para al menos no poner triste al hombre, después de tomarse la molestia de acordarse.
Miro el reloj de la plaza y veo que indica las doce y cuarto y decido volver a casa, ya que se tarda media hora aproximadamente, pero al haber tanta gente tardaré una hora.
Recorro de nuevo la Avda. Snow y las calles abarrotadas de gente. Aunque parezca mentira, mi distrito es uno de los más grandes, y de los más poblados. Por eso hay tanta pobreza, porque hay lo menos diez familias ricas en el pueblo, algunas tienen lo suficiente para vivir, como la mía, y está ese sesenta por ciento de familias sumidas en la pobreza. Nuestro distrito es uno de los más importantes, ya que somos los encargados de conseguir la madera para el capitolio. En un bosque cercano con una gran arboleda es donde trabajamos. Mis padres van allí andando y no es que sea reconfortante andar una distancia de lo menos tres kilómetros en media hora o menos.
Llego por fin a mi casa y cuando me abro la puerta, veo que mi madre ya ha terminado de arreglar a Amy con un vestido rosa palo de manga corta y que le llegaba hasta la rodilla, y ahora, le está haciendo una trencita con un mechón que tapa su cara para después recogérselo con una horquilla en un lateral. Mi madre se da cuenta de mi presencia y sus ojos reflejan preocupación… y miedo.
-       Anne, hija.- me dice con voz aparentemente alegre.- Sube a cambiarte, y ponte tu vestido violeta. Vamos tenemos que estar allí a la una y media.
Mi madre era una persona que te contagiaba la sonrisa, como mi hermana, excepto hoy. En sus ojos color miel, como los míos, se veía una gran tristeza. Me apenaba mucho verla así y me enfadé.
-       Mamá, ¿por qué nos tenemos que poner lo mejor de nuestro armario para ir a ver como eligen a un hermano de nuestro distrito a morir?- digo molesta.
-       No lo sé Anne, pero es un deseo explícito del presidente Snow. Si no lo cumplimos a saber lo que nos pasará.- me pone una mano sobre el hombro, me mira a los ojos y me sonrie para intentar tranquilizarme. Lo consigue, pero solo un poco.
-       De acuerdo mamá. Enseguida estoy preparada.
Subo a mi cuarto, abro mi armario y saco el vestido que me había dicho mi madre. Entro en el cuarto de baño y me doy una ducha muy rápida en la que me da tiempo a lavarme y secarme un poco el pelo.
Salgo y me visto con el vestido corto de color violeta, pero me resisto a dejar mi cuchillo en casa, así que lo saco de la mochila y me lo meto en un bolsillo especial que me hice en todas mis prendas para poder llevarlo. Lo meto entre pliegues, bien escondido y bajo la escalera para que mi madre me peine.
Me siento en una silla que tiene delante de un espejo al lado de la puerta y me empieza a peinar con suma delicadeza. Me hace el mismo recogido que mi hermana y cuando termina se pone a mi altura para mirarnos a las dos al espejo.
-       Estás preciosa hija.- me dice.- Pase lo que pase hoy Anne, recuerda que yo siempre estaré a tu lado.
Se dirige a un pequeño mueble con tres cajones y abre el tercero. Coge una pequeña cajita negra, se acerca a mí y me la da.
-       ¡Feliz cumpleaños Anne!- me dice.
Abro la cajita y veo un colgante con un pequeño sauce, el árbol más representativo del distrito. Me lo pone alrededor del cuello y esboza una gran sonrisa.
-       Muchas gracias mamá.- le respondo agradecida.
Cuando mi madre termina de peinarme, mi padre baja la escalera. Ni mi hermana ni yo nos parecemos a él, pero lo queremos mucho. Él es un hombre de pelo oscuro y sus ojos son del mismo color que su pelo. Me felicita dándome dos besos y nos dirigimos los cuatro a la plaza, aunque nuestro destino ya está escrito.


7 comentarios:

  1. Hola, pasaba por aquí y me gustó la historia. Solo un apunte por si fue una confusión en el capítulo Anne recorre las calles del distrito 6. Pero luego decís que ese distrito se dedica a la madera.Sin embargo, esa es la ocupación del distrito 7. El 6 se dedica al transporte. Por lo demás genial. :)

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  2. Hola Paula :)
    Lo primero de todo es que nos alegramos de que hayas comentado en la historia y de que te haya gustado :)
    Gracias por decirnos lo de los distritos pero es que en nuestra historia hemos cambiado a nuestro gusto a lo que se va a dedicar cada distrito, por ejemplo el distrito 1 es el de las joyas y el 2 es el de los tejidos :)Pero igualmente gracias por avisarnos ya que asi podremoas aclararlo mas adelante xD
    Espero que el segundo capitulo te guste cuando lo subamos, que sera pronto :)
    Saludos.
    M&C

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  3. Okis, ahora entendio XD.

    Seguid cuando podais :)

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  4. Paula pasate por mi blog seguro q te gustara :)

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  5. Hola:)
    Por fín me lo he leído jeje!
    Lo primero: me ha gustado mucho el capítulo, es muy largo y eso está bien porque me entretengo jajaja
    Lo segundo: a quien se le ocurre meterse un cuchillo entre los pliegues del vestido!? jajajaja
    Lo tercero: teníais que haber metido a Peeta por ahí, que saliera en la panadería o algo jajaja, pero eso ya se parecería mucho a Los Juegos del Hambre asique nada (bueno si quereis meterlo en algún capítulo <3 jiji)
    Bueno que me ha encantado este capítulo y a ver si publicáis el otro antes de que empiecen las clases que así me lo leo, y si no..., ya se verá cuando me lo leo jajaja
    Pd.: Soy Cris Lovegood ;)

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    1. Hola :)
      Me alegro de que te haya gustado y de que nos hayas comentado xD Nos hace mucha ilusión =D
      Jajaja lo del cuchillo es gracioso pero es el unico sotio donde se lo podia meter y que no se lo pillaran <3
      En esta historia no puede salir Peeta por que son los primeros Juegos del Hambre y el todavia n habia nacido asique lo siento pero Peeta no sale en esta historia :)
      Pronto subiremos el segundo capitulo xD
      Besos!!
      M&C

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